Dice Ìmör®: Al final del dia…

Todos los días… al final del día… muchos tenemos que volver a casa… terminar la rutina, terminar con lo hecho, lo dicho, lo pensado, hasta lo que no hemos querido hacer, también, al final del día, terminamos por dejarlo como estaba o como decidimos que fuera…

Este día… cuando llegó a su fin, con él llegó el fin de muchos otros sucesos… se acabó una película, se acabó un trabajo, se cumplió un sueño prometido… se acabó la angustia, la tristeza, aunque comenzó la melancolía…

También ese día terminé con muchas cosas que nunca empecé… que nunca iban a comenzar y que por consiguiente sólo se iban a quedar ahí plasmadas en un instante que se quedó en medio del llano…

Al final del día, lo más reconfortante es pensar que viene la noche, viene la calma, la reflexión un momento para hacer ahorrar fuerzas y volver a comenzar… justo cuando el nuevo día comience y despunte el sol por el alba como todos los días, hasta el último de nuestras vidas…

Así, sólo así, lo más maravilloso es poder sentarse y pensar que un día acabó, satisfecho, cansado, triste, nostálgico y con ganas de no quererse ir para nunca volver a ver esas caras y rostros que sabes que también harán lo mismo… pero, sólo la única razón para evitar pensarlo es que habrá un día siguiente… amanecerá de nuevo y así llegará el final del siguiente día…

Dice Ìmör®: Sentarse a contemplar los pequeños detalles de un día, pueden hacer cambiar el curso de los siguientes… ver, irse al sol con todo lo que sucedió en ese momento es como un acto de purificación… se acabó… me quito la ropa sucia y mañana me pongo una limpia… sé presente, sé momento, sé así cada día… hasta el final de ese mismo día…